Luis Alberto Spinetta, uno de los artistas más importante del país, nos introduce en su amor por la música y por las guitarras. Nos habla de su sonido, de su inolvidable concierto de Vélez y de su percepción sobre la música actual.
Toda idea de elevar a este artista a un pedestal se desvanece con sólo verlo ingresar en “La Diosa Salvaje ”, su estudio de grabación. Luís Alberto Spinetta reluce su condición terrenal en cada una de sus palabras, acortando las distancias lógicas que implican entrevistar a un músico de su talla.
Considerando que sos un investigador en cuanto a vanguardia tecnológica, ya que usaste guitarras sintetizadas Roland en el 80, samplers en el disco “Prive”, y que fuiste el primer músico en tocar un show entero con batería electrónica. ¿Por qué volvés siempre a la guitarra y al formato clásico de banda de rock?
Tengo violas sintetizadas en la actualidad, pero te digo que estoy totalmente desactualizado en cuanto a un montón de herramientas nuevas. Hoy por hoy podés interactuar con la viola en la compu y en la actualidad no me manejo con eso. Estoy volviendo al formato convencional siempre. Para mi tocar con mi Pensa y tocar con un equipo limpio o agregarle algún vibrato en algún tema, haber cambiado el sonido del Roland Jazz Chorus, que es un sonido muy significativo, muy especial, es un color especial que yo lo usé muchos años y ahora me volví a uno clásico que no tiene chorus, ni vibrato, ni nada... Entonces eso me proporciona como si fuera un arranque de cero. Eso es como si yo fuera pianista y toco con un piano Fender, entonces tengo mi piano Fender y toco con eso. ¿Qué le voy a poner? Le puedo poner wah wah, distorsión o algún efecto, pero básicamente va a sonar el piano Fender limpio. Ese concepto es el que me guía. Es un sonido más "obrero", no un sonido trabajado de súper guitarrista. Como no lo soy busco un equilibrio, y en la actualidad ese sonido que estoy teniendo es ideal. Porque en otro momento, como en Los Socios del Desierto, tenía que usar más volumen, más presión sonora y más parlantes por el "fierro" de batero que tenía. Antes a los violeros nos gustaba el volumen y tocábamos fuerte y creo que ahora todos tenemos algún tipo de lesión en el oído medio, según tengo entendido, aunque no lo notemos. En la actualidad yo no puedo disponer del volumen que toleraba en otra época. Se ve que es por la edad también. El oído con la distorsión se adormece y si yo toco muy fuerte pierdo los armónicos y me cuesta mucho más trabajo cantar como corresponde y que la viola funcione como yo busco, excepto los temas solista, donde con Claudio Cardone nos fusionamos en piano y guitarra acústica, o cuerdas y voz nada más. Pero en todo lo otro yo no podría cantar igual sin mi guitarra aunque tenga otro violero que se toca todo. Es como la base de la armonía para cantar. Es como el armónico del cual te acostumbraste "por más de medio siglo".
Ahora decidiste cambiar tu sonido y utilizar un equipo Bogner…
Sí, ahora estoy tocando con un Bogner, con un Shiva bien armado, con la configuración que me gusta a mí. Fue el primer Bogner que probé, me maravilló y con ese me quedé.
¿Qué es lo que vos esperás de un equipo de guitarra?
Yo me podría arreglar con un Jazz Chorus, pero en la actualidad uso mucho menos volumen que hace cuatro años. El equipo en si es como un “mosfet”, un pequeño amplificador. Yo no exprimo al máximo el sonido del equipo, entonces yo ahí podría trabajar con otro equipo. Lo que pasa es que en el Jazz Chorus lo que provoca adicción es el chorus o el vibrato, según como lo ponés. Vos lo ponés y los parlantes “panpotean” entre sí. La sensación cuando tocás acordes es muy linda para cantar, fue muy inspiradora durante muchos años, pero no podés depender de eso. Es un sonido muy usado, en la actualidad se usa mucho ese sonido. Ahora quiero tener un sonido más plano para después ver que hago.
En los últimos tiempos se te ve en vivo tocar casi exclusivamente con la Pensa Stratocaster. ¿A qué se debe esa elección?
Tuve la suerte de haber ido a tocar a Nueva York hace unos meses atrás y que Rudy Pensa me invitara a ver su nuevo negocio que abrió en Soho con violas de colección. Hay unas joyas tremendas y es un lugar armado con mucho respeto hacia los guitarristas. Rudy Pensa es un apasionado de los guitarristas y sus respectivas guitarras, las que se impusieron por su sonido, como George Harrison con la Gretsch o Jimi Hendrix con la Fender. Él tiene un gran respeto por eso, le encanta. Hizo un negocio que es realmente una catedral de guitarras. Tuve suerte de que me quisiera regalar una. Es una violeta con dos P90 hechos por Lindy Fralin y una palanca Bigsby dorada. Es una guitarra adictiva. También me gustan mucho las Hagstrom que me convidó la marca para hacer una publicidad con ellos. Estas guitarras chinas andan muy bien. Me gustan las guitarras nuevas, no me gustan las guitarras usadas o viejas. Me gusta que tengan el olor a la fábrica y yo darle mi olor con los años. Me gusta la viola stock, como si fuera un auto. ¿Qué querés un usado o uno nuevo? Yo quiero uno nuevo. Sabes que el auto lo modelás vos, con el uso que le des y el cuidado. Ya partís vos con tu instrumento de cero. Pero ojo porque eso no me dificulta percibir la calidad de ciertos instrumentos añejos en cualquier rubro. Hay baterías y otros instrumentos añejos que ya no existen más, que la técnica actual no los hace. Como eran las viejas baterías Gretsch o las Ludwig. Todas esas cosas son muy importantes. El hecho que a mi me gusten las guitarras stock no quiere decir que si pruebo una Withe Falcon de los años 60, que vale 150 lucas, no me muera de emoción de tenerla en la mano. Me pasó en el negocio de Rudy que pude apreciarlas una a una y tenerlas en mis manos y me sentí "un burro sobre una cama de huevos". Era algo muy preciado que no hay que tocar, casi. Eran unas guitarras invaluables. Todo el que tuvo una Pensa sabe lo que es. Encima de la colección de violas que me dejó probar, me obsequió una.
Y con respecto a tu sonido, si bien sos muy cuidadoso, no se te ve usando demasiados efectos. De hecho utlizás un multiefecto Zoom 2.1…
Es tan versátil al lado de todo lo que yo probé en mi vida. Desde la GP-100 de Roland, que ya para tener stereo en dos sets diferentes de equipos y después “swichear” los equipos para tener el stereo y la masa en ambos con diferentes volúmenes, todo eso... Yo me acuerdo que en las Guitar Player yo veía los sets con la cantidad de equipos de potencia que usaban estos tipos, con la idea del y honestamente me desinteresé en todo eso. No así con en las guitarras sintetizadas, con las que grabé discos enteros. No me parecen una gloria, me parecen algo que gracias a Dios… Si me lo hubiese imaginado cuando conocí la primera Stratocaster que me mostró Ricardo Miro (la que usaba Edelmiro Molinari en Almendra). La vez que abrió el estuche yo me puse a llorar cuando la vi y dije "mirá lo que es". Al fin y al cabo siempre la había visto en una foto, “no era linda era una nave espacial”. Si yo me hubiera imaginado cuando vi esa Strato que 40 años después hacés unos acordes en la viola sintetizada que parece que estuvieras tocando una “chapa grosa”, un Korg o un gran teclado, porque son unos procesadores muy rápidos y eso es una fuente de fantasía. Los de ahora traen unas sitars, unas cosas que ojalá pudiera crear una música para divertirme con todas estas herramientas. Mientras tanto sigo con el sonido común, porque es equilibrado, es elegante. Es más de viejo me podrá decir un guitarrista con sonidos más fuertes, pero es lo que me va.
¿Qué utilidad le das a esta pedalera Zoom?
El día que me la compré repasé todos los sonidos uno por uno con los auriculares. Después vi los que mas me gustaron y los ingresé en los primeros cinco bancos. Tenés un digital delay al estilo de la época de Spinetta Jade, como el de “La Herida de Paris” que es un delay de 37 milisegundos sin feedback. Lo tengo y no lo uso ese sonido porque me retrotrae al pasado y porque es medio artificial. También tengo un sonido que es espacial y floral, que tiene chorus, delay y cámara. Pero si no es para zapar no lo uso. No los necesito tanto en esta etapa, no estoy tan espacial como en la época de “Don Lucero”. Y Después tengo unas distorsiones que sí me preocupo de cuidar y mantenerlas al tono de lo que me va gustando, que ya son distorsiones que te cambian los armónicos y eso me gusta mucho para usar con el micrófono más agudo de la Pensa roja. Eso le da algo especial, nada más que con el wah wah le vas cambiando el filtro, pero lo uso muy moderadamente, porque ahora estoy tocando con Baltasar que es un genio impresionante. Tengo un violero que cumple esas actividades más sucias. Él ya ingresó una banda de una manera estable. Se que hay muchos fans que les gustaría que toque yo, aunque lo haga mal, pero hay que mejorar el show y no hay que aburrir. Teniendo unos músicos que son geniales, listo. Por otro lado, me encanta el wah wah que tengo en la Zoom. Está re “pichicateado” con el compresor y con el volumen más alto que el sonido normal. Eso me da un basamento para apretar donde quiero, usando el wah wah detenido en una posición y usarlo todo el tiempo en ese estado a lo largo de un tema. Para materiales específicos el wah wah es impresionante. En un material de “slow tempo” esta muy bueno tener ese wah wah medio “funky” para una apoyatura o en otra cosa porque siempre es lindo. Después tengo, como ser, un cambiador de filtro que yo lo llamo "el 39" porque está en esa posición, que es un cambiador que tiene una velocidad para cambiar el filtro y vos con el pedal la cambiás de lenta a rápida. Es muy divertido, lo uso para zapar con Rodolfo García. Después descubrí unas distorsiones tipo “Lethal Weapon”, esas distorsiones que trae el pedal que son muy buenas.
¿La distorsión del Bogner también la utilizás?
Sí, además. Como en el wah wah tengo una ganancia que es mucho más alta... Lo importante es no pasarse de volumen cuando uno canta las estructuras de las canciones. Después si se te va el volumen por alguna otra razón no importa, pero es horrible si estoy cantando “Alma de Diamante” y la viola se sale de volumen. Esto del sonido “plane”, ese sonido nunca se debe pasar. Entonces siempre tiene un arquero. Nunca se pasa de volumen y mi volumen es el pote de la viola porque uno uso pedal de volumen. Cuando al wah wah le pelo la distorsión del Bogner ya obtengo una fiera para lo que a mi me gusta. Ahora, después tengo que volver al sonido anterior porque la canción sigue.
Me hablabas antes de Baltasar Comotto. ¿Qué elementos considerás de un guitarrista para incorporarlo a tu banda?
Me gustaría aprender de él. Es un violero que cuando yo lo escuché por primera vez cuando vino acá a casa a sacar unos temas de "Para los árboles". Me mostró lo que él más o menos hacía con una humildad y con un arte que ahí ya me hice amigo de él al instante o traté de hacerme amigo de él al instante para poder aprender. Ojalá pudiera armarme una estructura como para poder tomar lecciones con “Balta” porque sabe de todo con la guitarra. Y otro gran guitarrista para consultar para mi es el “Bebote” Malosetti (Javier Malosetti), o también Guille Vadalá, que fue la clave de Vélez. Son los constructores, porque Guille Vadalá sacó todos los temas míos que tocamos y otros que no tocamos. Para mi era muy importante era saber si yo tenía un guitarrista, que si yo me rompía el codo subiendo una escalera, podía hacer todo lo que tenía que hacer Spinetta en la canción. Lo mismo que Lito Epumer, me gustaría aprende de ellos. Son violeros maestros, como lo fueron Gabis en su momento, Edelmiro Molinari, Pappo. Son violeros que te enseñan cuando los ves tocar.
También has tocado con Sartén Asaresi…
Sartén es tremendo pero es más hermético, se entiende él solo. Ojalá pudiera ser tan fácil para aprender algo de Sartén que es de los más grosos, al igual que de Nicolás Ibarburu que también es un poderoso guitarrista, con finura. Hoy lo ves a Cubero Díaz con León Gieco y te arranca el bocho. Aprecio a los violeros como el hijo de “Vitico” que es un gran violero. Me encanta el estilo podrido que tiene. Me encanta que le salió el pendejo de semejante calibre. Lo veo y no parece de acá, me vuelvo loco cuando toca con slide y "pela groso". Son esos violeros que tienen un extra, tienen buen gusto. Tuve la dicha de que acá grabara Luis Salinas hace unos meses y visitó el estudio Diego Amador, un guitarrista flamenco que es impresionante y me dejó un disco, a través de Luis Salinas, que no paro de escucharlo. Ya es como si uno se atreviera a hablar con los alienígenas. Manejan otro mensaje, porque la guitarra adquiere un misterio hipnótico, que viene de centurias y de un mundo proscrito.
Volviendo un poco en el tiempo, ¿qué sensaciones quedaron del show de Vélez? ¿Cómo adaptaste tu sonido actual a bandas como Almendra, Pescado Rabioso o Invisible?
Justamente con un sonido plano. Nada más que en algunas bandas usé un sonido un poquito más agresivo. Cambié de equipo por lo tanto use la Zoom sólo como pre y como afinador, con el sonido plano, sin nada de nada y bien bajito. Para entender otro equipo me tengo que basar en mi sonido habitual. Si no cualquier equipo me va a parecer nuevo, diferente y fantástico. En cambio, si yo mantengo mi sonido el equipo me va a decir como es el equipo. Uno se basa en las referencias que va acumulando con el tiempo. Lo mismo que grabar acá. Yo conozco este sonido hace años y puedo discernir porque me acostumbré. Si vos tenés una viola que vas curtiendo y curtiendo, la amás, es tu alma. Esa es la fuente de referencia, para que te desbanque esa viola, otra, no se que tiene que venir.
Utilizaste todo el show tu actual Pensa Stratocaster…
Bueno, eso fue un desafió. La viola se mantuvo bastante bien gracias a ese Wallace Culver que fue el asistente, que se las sabe todas, alguien muy capaz a quien agradezco y felicito por todo lo que ha hecho en mi guitarra. Antes de conocerlo ya trabajó en todas las Pensa a través de Mangos Music. Ahora se puso su propio negocio, además de trabajar con Mangos Music para las violas nuevas y adaptarlas para la venta. Wallace me mantuvo las violas de tal manera, que una voz interior me dijo “¿para qué cambiar de guitarra?” Tenia que tener guitarras que sean del mismo volumen, porque si pasas a un humbucker la cosa cambia. Además cuantos más temas tocás con una, más incómodo te resulta tocar con la que no es la tuya de siempre. Te repito a mi me gustan las guitarras nuevas, pero si la guitarra es mala por más que sea nueva o vieja no va a cambiar. Yo me doy cuenta enseguida. Si la guitarra no afina no la puedo usar por más que sea la guitarra más hermosa de pinta que te puedas imaginar. Las Telecaster son las guitarras que más adoro.
¿Aún conservás la Telecaster que utilizaste en el concierto del Salón Blanco de la Casa Rosada en 2005?
Esa ahora está en custodia de Gustavo Cerati en su sanatorio porque es la primera viola que le regalamos a Dante. Es una Fender mexicana que le compramos para los 15 años. La vimos en la vidriera y se la regalamos. Esa guitarra Dante me la cambió por una Repiso especial, modificada por “Fanta”. Después convenimos con Dante en que nos cuide la viola “Gus” hasta que la pueda tocar. Se la dimos para que la cuide. Él la cuida, no es que la guitarra la cuida a él. Cerati es un gran violero, además de todas sus cualidades como músico.
Volviendo al show de las Bandas Eternas, ¿cómo fue la elección de las canciones que finalmente se editarán en el DVD?
La selección de temas fue por importancia y también por comodidad. No podíamos sacar el material más complicado de cada una de las bandas. Usamos el material que se convirtió en más icónico, como ser “Post-Crucifixión” de Pescado Rabioso o “Color Humano” de Edelmiro. Obviamente "Muchacha ojos de papel" no faltó porque era una promesa que le había hecho a mi madre. El hecho de haber tocado con Pomo en Jade lo tenía un poco cubierto con mi banda actual, aunque no es tan actual porque de momento no está tocando Nerina. La está reemplazando Matías Méndez que es un talento. Nerina también es un talento, y ya la estoy extrañando. Estoy extrañando su “velvet sound” y por supuesto a su persona. Desde que fue mamá se asentó, tocó mejor desde allí. El crecimiento que da tener un hijo para una persona. Ella y Guille son dos amigos, dos personas extraordinarias. Guille Vadalá, el “Bebote” Malosetti o Baltasar Comotto son violeros que se saben todo. Esa es la diferencia entre los violeros que somos más orejeros como yo y los otros que pueden leer un Real Book, porque hay que progresar. Si nos quedamos con un rock medio retrógrado o infantil no se progresa musicalmente, por lo cual no se progresa espiritualmente.
¿Te imaginás repitiendo el show dentro de diez años?
¿Por qué no? Inicialmente vamos a ser positivos y pensar que se puede hacer. Por otro lado es muy difícil que yo vuelva repetir este evento. Creo que lo hago porque llegué a los 60 años en enero y me encantó que todos los músicos del primero hasta el último fueron ovacionados. Eso es muy importante. Muchos de ellos con quienes no volví a tocar, caso Pomo Lorenzo, Leo Sujatovich, Diego Rapoport y fueron ovacionados por un montón de gente. Eso es una gran satisfacción porque yo he trabajado un montón de tiempo y la gente me tiene un cariño muy especial, me da todo lo que otro querría y muchas veces el talento de estos tipos, que son más tapados y no tienen un público masivo ni hacen cuarenta shows por año, es muy grande. El talento de Rapoport sigue siendo terrible. Lo que quedó grabado en Vélez con él es terrible. Igual que Leo Sujatovich. Y “Sombras en los álamos” con Juan del Barrio, son cosas inolvidables. Cardone que es un pilar constante últimamente.
Imagino el cansancio del show y de todos los ensayos previos…
¡Envejecí cuatro años en dos meses! Al contrario, rejuvenecí juntándome con mis grandes amigos y viendo que ellos disfrutaban tocando. David Lebón que es uno de los mejores violeros que existe, que esté feliz y que toque como tocó, ya sin tener que sujetarse al bajo en Pescado. Eso lo logré gracias a Guille Vadalá y a que David puso todo. Puso el violero, puso todo en la parrilla y eso en Pescado es un acontecimiento. Los solos los hizo él, excepto el de Bocón Frascino. Es un cúmulo de cosas positivas, contra “Nasty People” que lo tuvimos que sacar porque me equivoqué en todo. Fue un momento de crisis, de cansancio. Fue justo en la mitad del show y me desmoralicé brevemente en el intervalo. Ya con Invisible saqué de la lista "Encadenado al ánima" porque tenía un riff que lo tenía mitad aprendido y mitad agarrado y sabia que ya me había pasado en algo como “Nasty People” que lo había tocado un millón de veces. En todos los ensayos estaba correcta la estructura, salvo en el día del show. Me desmoralicé terriblemente, pensé que la gente me iba a abuchear. El frió de la noche y el cansancio me mellaron. Saqué "Seguir viviendo sin tu amor" y con Almendra sacamos algunos temas donde no estamos muy felices. Lo demás está todo mostrado con humildad, con amor y con un par de fotos en el libro que están tremendas.
Antes de formar Invisible escribiste un manifiesto, “Rock: Música dura, la suicidada por la sociedad. Allí denunciabas “a otros grupos musicales por repetitivos y parasitarios, por atentar contra la música amplia y desprejuiciada, estableciendo mitos con imágenes calcadas de otras músicas que son tan importantes como las que ellos no se atreven a crear ni sentir”. ¿Cambió algo de todo eso?
Ahora estoy menos virulento, obviamente, que cuando tenía 20 años. Trato de conservar ese espíritu de saber que yo puedo tocar un rock de cuatro tonos y va a estar bien, pero si todo es un rock de cuatro tonos ya no me gusta, me aburre el disco de una banda. Lo mismo que si empiezo a escuchar fusiones pseudotropicales y esas cosas, me mata, me aburro. Quiero escuchar a Herbie Hancock, a Scott Henderson, aunque no los vaya a ver.
Considerando que siempre pensás en “Un mañana” y lo manifestás en tu último disco. ¿Cómo percibís que puede ser ese mañana en la música y en nuestro pueblo?
Lo mismo que aplicamos a una cerrazón armónica que te impida descubrir nuevos mundos armónicos. Para mi el rock retrógrado es el que no te admite cambiar. Cambiar con acordes, cambiar con electrónica, cambiar con distorsión, sin distorsión, pero cambiar. Cambiar el contenido de la música, la esencia, para poder crecer espiritualmente, ver más caminos que uno solo. Es enriquecedor en cualquier materia. Por lo tanto, imaginate si vos lo aplicaras a la cultura de nuestro pueblo, a sus necesidades básicas. No al capricho de algo sofisticado sino al crecimiento verdadero de la gente. Nos faltan 150 años de educación y salud como nunca existió en nuestro país. Ese es el proyecto: educación y salud. Después vas a tener justicia, con cabeza de jueces sanos, vas a tener menos corrupción. Toda la rama de una sociedad va a mejorar. Por ahora, pareciera como que todas las bases de esa educación se van corroyendo, se va desmoronando la fraternidad verdadera. Es un momento difícil. A mi tocó con una guitarra colgada, ya que hablamos de guitarras, decir frente al Congreso que si no había salud y educación íbamos a caer en una sociedad de delincuencia infinita, lo cual pareciera que estamos en los albores de una sociedad de delincuencia infinita. El pueblo además toma los vicios del poder. Si al poder le gusta la merca el pueblo también quiere merca. Si le gusta el “Directv” el pueblo también quiere “Directv”. Si hay corrupción en el poder el pueblo quiere la corrupción. Si el político y el protector de la sociedad en conjunto, el brazo intelectual político de dirigir un país, no tiene esa base clara, no vamos a poder salir sino que la cultura va a decrecer. Por eso también me voy oponer a que cualquiera haga la música que se le cante.
Sebastián Konrad
(Material Fotográfico: Eduardo Martí)
(Material Fotográfico: Eduardo Martí)
Groso el Flaco!,exelente entrevista,casi podía imaginarme hablando con el. tipos como él,que inspiren así,deberían existir no solo en la música,sino en todas las áreas y disciplinas,solo con grandes de la calidad humana de Luis podemos soñar un mañana.
ResponderEliminar