Les abrimos las puertas de la vida de
Willy Crook para mostrarles su universo musical. Quien supo ser saxofonista de
“Los Redondos”, hoy nos cuenta su relación con las seis cuerdas.
Su vida tiene todos los
condimentos que cualquier “estrella de rock” puede contar en su autobiografía.
Como su historia no tiene nada que envidiarle a la de cualquier músico
consagrado internacionalmente, podemos aquí hacer una pequeña reseña.
Su imagen aún conserva
los rasgos que podían tener los rockeros de la primera escuela. Su peinado y
sus patillas nos remiten a las décadas en que el rock and roll daba sus
primeros pasos. Esos pasos que motivaron a Willy a unirse a esta loca carrera.
También su música
conserva los vestigios de los artistas que encabezaron una revolución. El “Rhythm
and Blues” forma parte de sus gustos y queda plasmado en su obra. Sin embargo,
su incansable espíritu lo lleva a no detenerse y a seguir siendo “in-quieto”,
experimentando en otros estilos y con diversos instrumentos.
Su historia habla por
sí sola. Sus anécdotas adornan, con total sentido del humor, todo aquello que
vivió, que padeció y que disfrutó en este puñado de años plagados de música.
LOS
PRINCIPIOS
Al principio fue el
swing, y el swing dijo “hágase la armonía” y la armonía no estaba disponible.
Así que se equivocó Dios. Dios es el swing, es indudable eso. El ritmo, los
planetas y todo eso tienen algo. En este momento me estoy poniendo profundo
para explicar los principios. Yo se que usted quiere que hable de mis
principios, pero yo se que son intrascendentes, así que hablo de los principios
en general.
Yo creo que algo en mi
estaba esperando que naciera, así que se fue dando un poco en casa, de
chiquito. Yo no tenía demasiada información a mi disposición. Aquí hablamos de
mi “época post-uterina” para que vean que vamos rápido. Yo sentí una llamada de
la música, pero no había posibilidades en mi pueblo. Gesell no es lo que
ustedes conocen hoy. Era la nada. En mi casa en un momento hubo un tocadiscos pero
no se podía usar “porque se rompía”. Tiempo después supieron que ellos también
podían disfrutar de las cosas pero tuvieron una infancia muy dura, así que el
tocadiscos no se tocaba. No hacía falta que me peguen, no era rebelde con eso.
Tenía poco acceso a la música, entre lo que recuerdo un disco de “Les Luthiers”
y las cosas que escuchaba en la radio o en el verano, cuando venían todos los
chicos con sus peinados y sus motos y no sacaban a todas las chicas que
nosotros veníamos trabajando duramente durante el año. Nosotros trabajábamos
como roedores socavando cimientos y ellos con un mover de pelos y decir “mis
All Star son importadas”, ya ganaban. Por eso el folclórico deporte de “tiro al
porteño”. En casa había una guitarra y superé “Juegos prohibidos” y no me
acuerdo qué tocaba. Ella me agarraba y yo la hacía sonar. Felizmente no me
acuerdo que tocaba. Surgió entonces la idea que vaya a un profesor. Ahí empecé
con un profesor que era un nazi. Un nazi fracasado, que es peor. Sólo recuerdo
que habalaba de sus viejas glorias y lo grosso que era y me dio dos sambas para
aprenderme. Yo las saqué enseguida, entonces llegué a la clase y las toqué. El
proyecto del hombre a la segunda clase era que siguiera tocando esas dos sambas
que ya había sacado. No sé cómo pero reconocí rápidamente a un imbécil. Alguien
que agarra y arruina alguien en la mejor edad es una persona nefasta. Alguien
que le come la cabeza a alguien que está en una edad donde todo es posible
(tanto ser astronauta, cazador de extraterrestres o músico) no tiene perdón y
yo lo recuerdo muy bien. En fin, ojalá le haya ido como se merece. Yo quedé tan
rabiado que me caí a propósito y rompí la guitarra. No me atreví a romperla
como una estrella de rock. Mirá que loco el asunto. Mirá lo que puede lograr un
mal bicho dando consejos. Ahí no toqué durante un buen tiempo y después en
España, por unas cuestiones de fundirnos y eso, tuvimos que ir a TORRE Torremolinos
y ahí había gente tocando en la calle. Había cosas que jamás me habían contado
que existían y dije “coño, hay un mundo por ahí afuera”. La música me empieza a
tocar la puerta de nuevo, como ha hecho más de una vez y le debo mi presencia.
He tenido pasatiempos bastante destructivos, entonces la música siempre estuvo
ahí esperando que se me pasara la personalidad. Es como un perro la música, así
de copado. Para tener la categoría de un perro en mi mundo tenés que ser como
mucho. Cuando estás contento, vas le tirás un palito y la música te lo trae y
mueve la cola. Si estás triste la abrazás. Y si estás cruel gratuitamente, le
das una patada, lo pensás, te arrepentís al instante y la música te perdona al
instante también. La música es lo único que conozco tan noble y cariñoso como
un perro.
Luego, decido que mis
padres se las iban a arreglar sin mí y me pianto de mi casa con 14 años. Estaba
sólo en Torremolinos, que era como “La Salada” de Buenos Aires. Era una
grasada. Yo no era muy sociable, pero tenía amigos correctos que me
recomendaron un lugar mítico llamado Ibiza y me fui a dedo. Allí comencé a meterme
en zapadas fantásticas con gente que estaba a mi nivel musical. En la misma
zapada estaba Alvin Lee de “Teen Years After”. Todo eso era ayudado por ciertos
alucinógenos que no eran los que te hacían reír. Así que no lo intenten en sus
casas niños. Ni con eso, ni con nada. Recomiendo estar loco gratis. Lo único
que hacés es gastar plata porque en un momento dejan de pegar bien. Recomiendo
que estudien y que tengan vuelo propio, sin nada extra. Hubo gente que demostró
que es posible.
Entonces, todo eso fue
germinando. En Paris me aprendí “Moliendo café” y algún tema de Fontova y
conseguí una guitarra y tocaba en el metro. Vivía en la calle o en un edificio
tomado. Vivimos con lo puesto, un bolsito y una campera muy grande para salir
servido de los supermercados. Donde me llevaban, me quedaba. Hoy nadie te para.
Te pueden llevar puesto, eso sí, pero no llevarte de acá para allá. Después de
eso, vuelvo a Ibiza y me hago muy amigo de una gente que hacía saxos de caña.
Para meterme en el asunto me dejaron lijar las cañas. Cuando terminé de
trabajar, porque uno de ellos se iba, me tenían preparado uno. Había alguien
que tenía un cassette del Gato Barbieri. Era lo único que tenía, así que su
sonido era el de todos los saxofones. Después de esto vuelvo a Argentina y se
me ocurre comprarme un saxofón. Tenía plata y me lo compré. Lo más valioso es
el tiempo y cuando tenés plata podés comprar tiempo. Así que, “no compres
mañana lo que podés comprar hoy”. Me vine antes que mis viejos, y me ocupé la
casa de las afueras de Villa Gesell y practicaba sólo, aunque me escuchaba todo
el pueblo, porque en el silencio se escucha mucho.
UNA
EXTRAÑA BANDA LLAMADA SUMO
En ese verano conozco
una banda extrañísima, con un guitarrista que parecía que pateaba un alambrado
y tocaba de espaldas, un saxofonista muy ridículo con dos barbas y un cantante
que parecía que iba a asesinar a la primera fila. Esa banda se llamaba “Sumo” y
ahí empecé a tocar un poco en guitarreadas con Luca Prodan. Él me salvaba de
unas grescas importantes. Recuerdo una anécdota en Gesell, cuando estábamos en
un bar en la playa, que un tipo me una a tirar una botella y al momento de
tomar envión Luca le dice: “vos tenés envidia porque este tipo está más loco
que vos”. Ahí el tipo se queda reflexionando y aprovechamos el tiempo para
salir corriendo.
DENTRO
DE UN MUNDO REDONDO
Un día fui convocado
por la Negra Poli y Skay para formar parte de “Los Redonditos de Ricota”. En
ese momento recuerdo que el Indio decía que yo era un inútil, que no sabía
tocar, y Skay decía que quería tenerme en la banda. Yo, obviamente, le
remarcaba que el Indio tenía razón, que yo no sabía nada. Pero para Skay
Patricio Rey quería que yo formara parte de ese proyecto. Fueron lindos los
momentos en la banda, hasta que llegó un momento donde yo quería que las cosas
fueran de otra manera y, al ver que nada cambiaría, me fui. En realidad, una
tarde estábamos en un ensayo y luego de una discusión me ofendí y dije “me
voy”. Cuando bajaba las escaleras pensé, “ni en pedo me voy” y volví a subir.
Finalmente terminé yéndome de la banda luego de grabar los primeros dos discos
de Los Redonditos de Ricota. Ahí volví a estar en la calle, sin un mango. Pero
yo prefería ser fiel a un instinto, a no quedarme estancado. Hoy me llama la
atención ver a algunos personajes hacer lo que siempre dijeron que no debía
hacerse. Pero bueno, es así…
EQUIPAMIENTO
Cuando
las cosas se empezaron a reducir drásticamente debido a unos artículos que se
llaman billetes de dinero, en el 2000, mi empresa se hizo más unida que nunca y
yo era el presidente y el plomo. Entonces tuve que despedirme porque perdí mi
propia guitarra y el único culpable era yo, porque quedaba yo sólo. En el 2000
los acontecimientos se precipitaron. No sé bien cómo fue la historia, pero FAIM
me regala una guitarra y le contesté que no me gustaba “porque no me hacía
juego con la bijou”, provocando la
indignación de este buen hombre. Él me dijo que “no podía ser tan boludo” y yo
le dije que sí, que se quede tranquilo y él me hizo una guitarra violeta muy
bonita que estuve usando hasta estos tiempos en que el Indio Márquez me invita
a probar una guitarra: la Cort M-Custom. Yo ya me había olvidado de aquellas
gloriosas épocas en las que existía el Mecenas y el sponsor y en las que
solíamos tener artistas “en la sala este de Palacio”. La traje, la probé, y era
increíble como sonaba. Me sorprendieron las prestaciones y lo versátil que era.
Tuvo una buena idea el Indio de dejármela todo un día porque realmente es para
darle varias vueltas. Él me hizo la movida y hablé con Daniel Pérez de FAMA
Music. Le conté mi historia con FAIM y le dije que yo seguiría respetando mi
trato. También me compré una pedalera, “a rey muerto, rey puesto”, así que
estoy analizando todas las posibilidades que tiene la VOX Tonelab Ex. Tiene un
muy buen sonido y es muy práctica. De a poco me voy equipando. Ahora sólo me
haría falta comprarme en algún lado 20 años menos para poder comprarme un buen
amplificador y andar cargándolo. Se ha iniciado un romance con la Cort, que
creo que durará mucho tiempo, a menos que se me caiga de la bicicleta y se me
rompa como mi primera guitarra. Realmente es un instrumento que lo veo conmigo
durante un buen tiempo. Por otro lado, a la FAIM le voy a poner una Floyd Rose,
unos micrófonos asesinos, bien metaleros, así me ahorro dinero en psicólogos.
La agarro, la pongo al palo y me la paso haciendo palanqueos y cortando
cuerdas. Hago “terapia heavy metal” durante una hora y quedo como nuevo. La
FAIM que conservo en acción es una criolla o electrocriolla, para darle más
categoría, y le puse un encordado que es una octava más abajo. Hay que tocarlo
de una manera muy suave y usarla con un amplificador porque tiene frecuencias
que únicamente la bailan las ballenas y otros cetáceos. Y mi amigo Paulinho con
el que toco en ”Bossa e Soul” consideraba que a la guitarra siempre le faltaba
una cuerda, entonces alucinó cuando le vine con este encordado en la guitarra.
Con las otras guitarras usaba 011. y en la Cort uso 010. porque tiene un mango
amable para hacer punteos y demás cosas.
EL IMPEDIMENTO DE TOCAR
EN VIVO
Pasan
cosas raras porque mis contemporáneos que son de una generación anterior a la
mia y tienen 15 o 20 años más, como por ejemplo Alejandro Medina o Pincheski o
Los Redondos… Bueno, 15 0 20 años… Les hago precio porque son amigos. Esa
“gentuza fascinante del rock vernáculo” se comió a los militares, yo a la
policía y ahora a los nuevos grupos, que increíblemente hay un montón y no
tienen donde tocar, se comen a los empresarios que les piden guita para tocar
en boliches. A esa gente de los boliches “que les vaya como se merecen”. Yo
tengo la pequeña complicación de ser uno de los pocos sobrevivientes de la
clase media, que la música también la tiene, y que llevan 500 personas.
Entonces me conviene quizás alquilar una sala o algo de eso. Es muy loco lo de
tocar porque están otorgadas las licencias muy raramente. “Qué raro que suceda
eso en este país, en el cual todo es cristalino”. Lo que sí tengo entendido,
contrariamente a eso, es que se le da más bola a las universidades y a estudiar
música. Yo antes pensaba que no haber estudiado era un orgullo y ahora es una
vergüenza y trato de que no tomen mi ejemplo. Con la educación siempre ganás,
aún si después no tenés trabajo. En Villa María hay una universidad que es puntualmente
de música y me parece una muy buena idea. Hay falsas o reales bandas de Willy
Crook con las que toco, en lugares donde no puedo llevar la banda, que estudian
en Avellaneda y otros lugares. De eso puedo opinar, porque del resto mucho no
puedo decir. Trato de ir solamente a mis shows, porque no salgo mucho. El otro
día fui a una fiesta donde tocaron los “Altocamet” y estuvo muy bueno. Eso de
que haya escuelas va a producir que el nivel suba. He visto guitarristas que
tocan muy bien y eso está bueno porque genera competitividad, no competencia.
PROYECTOS ACTUALES
“Los Quietos” viene de
que una vez estábamos grabando con Fernando Samalea y Daniel Melingo, haciendo la música de “Verano
Maldito” de Luis Ortega. Ahí había que ponerle música a unas escenas trágicas y
estuvo bueno porque fue un sueño realizado el de tocar frente a la pantalla, de
acuerdo a la escena y tu interpretación del momento. Estuvo muy bueno. No sé
cómo nos acordamos de un personaje que siempre estaba estático y Melingo le
decía “no habrás tocado nada, pero que bien cuidás los estuches”. De ahí nos
acordamos y un chiste dio pie a todo eso. Como Samalea las jodas se las toma en
serio, consiguió una fecha en “Boris” y hasta ensayamos en serio. Dany eligió
algunos de sus temas, sumamos algunos míos y otros de Luis Ortega, que son muy
buenos, muy bizarros, muy deformes y muy digeribles. Ya tuvimos esa
presentación y creo que ya es demasiado. Con Dany nunca hay desperdicio, cuando
nos juntamos la cosa sale. A esto se junto Patán Vidal a reclamar sus derechos
de “Quieto”, aunque no sé muy bien qué tocó, pero verlo ahí ya te tranquiliza.
En “The Royal We” hay
parte de “Los Funky Torinos” pero para que vean que no nos sentimos los mismos
cambiamos el nombre. Veníamos tocando mucho en la semana y ya el sábado
estábamos deshilachados. Ahora le dimos otro aire y reina la atmósfera que a mí
me gusta. Nos juntamos a tocar y ya sabemos que hay que hacer, dejando tiempo
para decir pavadas en los camarines. En esta cierta edad buscamos divertirnos
porque ya no nos quedamos más luego de tocar porque la noche ya no me divierte.
Más allá de que algunos dejamos de beber, la noche está peligrosa, no está
graciosa. Sobre todo si tenés que dejar el auto a 15 cuadras del lugar donde
tocás. Así que es una buena fiesta. Tenemos a Deborah Dixon de “estrella fugaz”
invitada. Digo eso porque ella tiene sus compromisos y la tenemos cada tanto.
También tocamos sin ella. Tenemos a Nacho Porqueres en bajo, que es
sobreviviente de un Trío que tuvimos con Juancito Moro y al viejo y buen Timoty.
También tenemos a Ryan Anderson en guitarra, un tipo “inesponsoreable” ya que
es americano y se arma las guitarras que quiere. Prometí que grabaríamos un
disco pero eso se demoró porque no tengo los temas tan cocinados como para prescindir
del estudio de grabación. Encime me dijeron que para grabar se sigue
necesitando mucho dinero, entonces estamos esperando.
GIRA
2012
Vamos
a estar en la Costa en general. Con Paulinho Nunes estaremos en Gesell con
grupo digestivo y gastronómico y hacemos juego con cualquier tapizado. Hay
percusión, guitarras y voy a aprender a tocar la flauta traversa nuevamente, ya
que Parker (otro sponsor) me ha regalado una. Y el 26 de enero en CR tocaremos
con “The Royal We”, con Débora Dixon incluida. Ahí hay sastres en la puerta
porque es un balneario en el que la gente va vestida, prácticamente. De vuelta
en Buenos Aires tenemos una fecha en el Samsung Studio en marzo. Así que será
un verano para andar sigilosamente. Para mi es grato lo de tocar con Paulinho
porque es un brasileño que se dedica a tocar música brasileña, literalmente.
Toca Bossa Nova muy bien y tiene temas formidables y tiene gustos muy claros.
Lo que no le gusta te lo dice directamente. Yo trabajo únicamente bajo presión,
así que es una muy buena oportunidad para meterme en el género Bossa Nova.
ESCENA ACTUAL DEL ROCK
Yo
no estoy muy informado, pero escucho cosas como Los Babasónicos o El Pity y eso
me gustaba. Los “Illya Kuryaki and the Valderramas” me gustaba, pero lo que
hicieron ellos por separado no tanto. Con Skay y el Indio me pasó lo mismo.
Skay tiene un par de temas que me llaman más la atención. Skay es de mis
guitarristas favoritos. A él lo tengo en el panteón por su sonido, sobre todo.
Yo siempre digo “jóvenes, se puede admirar a sus amigos”. Que la distancia no
haga que en los agradecimientos uno se olvide de los que tiene más cerca. De
hecho es mi caso. Yo admiro a la gente con la que toco. A Patán lo admiro, a
todos. Tenemos temporadas en las que “no nos parecemos ni a nosotros mismos”,
cosa que es triste pero no trágica. Skay en ese aspecto me gusta en algunos
temas del disco “El mar de los Sargazos” por el sonido que tiene Skay. Es un
psicópata que se encierra en la sala a dos amplificadores y está horas y horas
buscando “él” sonido, porque clava una nota y te mata. Yo he visto intentos
donde le quisieron pasar escalas de guitarristas tradicionales y él decía “sí,
sí” pero no las agarraba. No sé si porque se hace muy bien el boludo o porque
va por otro lado completamente, que es lo que creo. Se ha concentrado mucho en
el sonido y lo ha logrado, porque clava un dedo y es como Santana, sabés que es
él. Después están los grupos que su única idea es imitar la idea del otro, que
ya sabemos a dónde van o no sé bien a dónde van pero yo ahí no voy. Es muy
extraño todo eso de hacer todo con una idea. Eso lo veo en los grupos de
supuesto reggae, que me parecen espantoso. No podés hacer todo con una idea, es
muy triste. Y encima tampoco sé si la idea es de ellos, pero hay algunos grupos
que no entiendo como lo hacen porque saben que están imitando a otras bandas.
Hay una edad donde es divertido, pero en tu casa, y hay otra edad posterior a
esa donde podés estar sobre un escenario pero completamente ebrio. Así que les
deseo suerte en su próxima reencarnación. Supongo que debe ser muy complicado
meterse al ruedo con ideas raras. Mientras digo esto pienso en la gente que
debe tener cosas para decir, mucho más interesantes que las mías, y están ahí
juntando unas monedas para poder cambiar la tercera cuerda de su guitarra. Eso
nos pasaba a nosotros al principio. No es que ahora tengamos plata, sino que
sabemos “manguear” mejor. Así que espero que haya un lugar donde le den cabida
a grupos extraños. Creo que ni en Londres ni en Nueva York es fácil. Nunca lo
fue. En Londres tuve la suerte de tocar en el “Kasmin Club”, que ahora lo
anduve rastreando y no estaba. Pero era un semillero del “kiosco que tiene
armado Peter Gabriel”. Ahí se tocaban dos temas por banda luego de una
selección. Yo estuve ahí unos días y les hice llegar el disco “Eco” y me dejaron tocar 2 temas y cuando fui
a la prueba de sonido quería metérmelos en el bolsillo y toqué “Corcobado” y
nunca pensé que podría salirme tan bien. Terminé tocando cuatro temas. O sea
que fui el niño consentido para asco de todo el mundo. Eso salió online en todo
el mundo y acá mis amigos no lo pudieron ver. En el año 2000 me di una vuelta
por Europa con unos ahorros para demostrarle a EMI de otros países que yo
existía aún. En Bélgica mi música la editaron y se vendía, pero se ve que el
plan es que no se grabe más nadie que no haya vendido un millón de discos. Yo
también sumé los de embrague y los de empanadas, pero no llegaba igual. A mí me
sentaron y me dijeron “cuántos discos grabaste, cuántos vendiste” y al
responderles el tipo que estaba enfrente mío directamente se fue. Acá no
estaría mal que alguien apueste a eso; Chabán lo hubiera hecho pero le tocó ser
“cabeza de turco”, valga la redundancia. No digo que lo que hizo esté bien pero
era lo que había que hacer para tener un boliche. Así que “free Chabán”, por
favor. Esto es rock and roll, no es Disney. No creo que haya podido no pagar
coimas. Chabán en la época de la dictadura le puso el pecho para tener el
“EINSTEIN”, que hoy pasas y ya no queda ni el gimnasio que había. Era un lugar
donde veías todos los días grupos que luego serían el “Virus” que conocemos o
los “Twist” que conocemos. Estaba muy bueno; me acuerdo que la gente se
transformaba en amiga y se salía y había unas bandas que no estaban pensadas de
verse. Ahora, estuvo muy bueno lo del “Festival de Jazz de Buenos Aires” y lo
que ha hecho Gillespie con “Los embajadores del swing”, porque vi tocar a Litto
Nebbia que no había visto nunca. Y me perdí unos cuantos que me hubiera gustado
ver. Por ejemplo, Javier Martínez, con el que alguna vez grabé y luego no nos
vimos más. Es uno de los próceres del rock mal llamado nacional. Digamos “rock
porteño”. Estaría muy bien que esas ideas se expandan. Creo que es muy
caprichoso lo que hay para la escena. Yo tengo un trato con BELUSCHI, donde
estoy contento porque el “fernet es de la marca que corresponde”, que como buen
maniático miro. Tenés que tocar en lugares donde la gente que paga una entrada
sea trataba bien. Me cansé de lugares donde “las meseras están frías y la
cerveza caliente”.
WILLY CROOK Y LA
POLÍTICA
Hoy
pasa algo muy raro. No entiendo qué significa la palabra militancia. Ser
militante yo únicamente puedo atribuirlo a estar en contra de los militares.
Qué es ser militante sino. ¿Es ser pichón de político? Entonces si es aso, es
ser un aprendiz de un tipo deplorable. No conozco a nadie que en la política no
sea así. Yo quiero ver más educación y no la veo. Temo por la gente de las
próximas generaciones. Hay un nivel de ignorancia que sorprende. A los pibes
los está matando el paco. Mirá que yo probé drogas y demás y vi gente mal. Pero
el paco está matando a los pibes. Los ves un día y cuando te los cruzás un mes
después ya están arruinados. Así que no sé de qué militancia me hablan. No
entiendo cómo los músicos se suben a esa historia.
Sebastián Konrad
(Marzo 2012)
(Marzo 2012)
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