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jueves, 7 de febrero de 2013

“La música es tan fiel como un perro”





Les abrimos las puertas de la vida de Willy Crook para mostrarles su universo musical. Quien supo ser saxofonista de “Los Redondos”, hoy nos cuenta su relación con las seis cuerdas.

Su vida tiene todos los condimentos que cualquier “estrella de rock” puede contar en su autobiografía. Como su historia no tiene nada que envidiarle a la de cualquier músico consagrado internacionalmente, podemos aquí hacer una pequeña reseña.
Su imagen aún conserva los rasgos que podían tener los rockeros de la primera escuela. Su peinado y sus patillas nos remiten a las décadas en que el rock and roll daba sus primeros pasos. Esos pasos que motivaron a Willy a unirse a esta loca carrera.
También su música conserva los vestigios de los artistas que encabezaron una revolución. El “Rhythm and Blues” forma parte de sus gustos y queda plasmado en su obra. Sin embargo, su incansable espíritu lo lleva a no detenerse y a seguir siendo “in-quieto”, experimentando en otros estilos y con diversos instrumentos.
Su historia habla por sí sola. Sus anécdotas adornan, con total sentido del humor, todo aquello que vivió, que padeció y que disfrutó en este puñado de años plagados de música.

LOS PRINCIPIOS

Al principio fue el swing, y el swing dijo “hágase la armonía” y la armonía no estaba disponible. Así que se equivocó Dios. Dios es el swing, es indudable eso. El ritmo, los planetas y todo eso tienen algo. En este momento me estoy poniendo profundo para explicar los principios. Yo se que usted quiere que hable de mis principios, pero yo se que son intrascendentes, así que hablo de los principios en general.
Yo creo que algo en mi estaba esperando que naciera, así que se fue dando un poco en casa, de chiquito. Yo no tenía demasiada información a mi disposición. Aquí hablamos de mi “época post-uterina” para que vean que vamos rápido. Yo sentí una llamada de la música, pero no había posibilidades en mi pueblo. Gesell no es lo que ustedes conocen hoy. Era la nada. En mi casa en un momento hubo un tocadiscos pero no se podía usar “porque se rompía”. Tiempo después supieron que ellos también podían disfrutar de las cosas pero tuvieron una infancia muy dura, así que el tocadiscos no se tocaba. No hacía falta que me peguen, no era rebelde con eso. Tenía poco acceso a la música, entre lo que recuerdo un disco de “Les Luthiers” y las cosas que escuchaba en la radio o en el verano, cuando venían todos los chicos con sus peinados y sus motos y no sacaban a todas las chicas que nosotros veníamos trabajando duramente durante el año. Nosotros trabajábamos como roedores socavando cimientos y ellos con un mover de pelos y decir “mis All Star son importadas”, ya ganaban. Por eso el folclórico deporte de “tiro al porteño”. En casa había una guitarra y superé “Juegos prohibidos” y no me acuerdo qué tocaba. Ella me agarraba y yo la hacía sonar. Felizmente no me acuerdo que tocaba. Surgió entonces la idea que vaya a un profesor. Ahí empecé con un profesor que era un nazi. Un nazi fracasado, que es peor. Sólo recuerdo que habalaba de sus viejas glorias y lo grosso que era y me dio dos sambas para aprenderme. Yo las saqué enseguida, entonces llegué a la clase y las toqué. El proyecto del hombre a la segunda clase era que siguiera tocando esas dos sambas que ya había sacado. No sé cómo pero reconocí rápidamente a un imbécil. Alguien que agarra y arruina alguien en la mejor edad es una persona nefasta. Alguien que le come la cabeza a alguien que está en una edad donde todo es posible (tanto ser astronauta, cazador de extraterrestres o músico) no tiene perdón y yo lo recuerdo muy bien. En fin, ojalá le haya ido como se merece. Yo quedé tan rabiado que me caí a propósito y rompí la guitarra. No me atreví a romperla como una estrella de rock. Mirá que loco el asunto. Mirá lo que puede lograr un mal bicho dando consejos. Ahí no toqué durante un buen tiempo y después en España, por unas cuestiones de fundirnos y eso, tuvimos que ir a TORRE Torremolinos y ahí había gente tocando en la calle. Había cosas que jamás me habían contado que existían y dije “coño, hay un mundo por ahí afuera”. La música me empieza a tocar la puerta de nuevo, como ha hecho más de una vez y le debo mi presencia. He tenido pasatiempos bastante destructivos, entonces la música siempre estuvo ahí esperando que se me pasara la personalidad. Es como un perro la música, así de copado. Para tener la categoría de un perro en mi mundo tenés que ser como mucho. Cuando estás contento, vas le tirás un palito y la música te lo trae y mueve la cola. Si estás triste la abrazás. Y si estás cruel gratuitamente, le das una patada, lo pensás, te arrepentís al instante y la música te perdona al instante también. La música es lo único que conozco tan noble y cariñoso como un perro.
Luego, decido que mis padres se las iban a arreglar sin mí y me pianto de mi casa con 14 años. Estaba sólo en Torremolinos, que era como “La Salada” de Buenos Aires. Era una grasada. Yo no era muy sociable, pero tenía amigos correctos que me recomendaron un lugar mítico llamado Ibiza y me fui a dedo. Allí comencé a meterme en zapadas fantásticas con gente que estaba a mi nivel musical. En la misma zapada estaba Alvin Lee de “Teen Years After”. Todo eso era ayudado por ciertos alucinógenos que no eran los que te hacían reír. Así que no lo intenten en sus casas niños. Ni con eso, ni con nada. Recomiendo estar loco gratis. Lo único que hacés es gastar plata porque en un momento dejan de pegar bien. Recomiendo que estudien y que tengan vuelo propio, sin nada extra. Hubo gente que demostró que es posible.
Entonces, todo eso fue germinando. En Paris me aprendí “Moliendo café” y algún tema de Fontova y conseguí una guitarra y tocaba en el metro. Vivía en la calle o en un edificio tomado. Vivimos con lo puesto, un bolsito y una campera muy grande para salir servido de los supermercados. Donde me llevaban, me quedaba. Hoy nadie te para. Te pueden llevar puesto, eso sí, pero no llevarte de acá para allá. Después de eso, vuelvo a Ibiza y me hago muy amigo de una gente que hacía saxos de caña. Para meterme en el asunto me dejaron lijar las cañas. Cuando terminé de trabajar, porque uno de ellos se iba, me tenían preparado uno. Había alguien que tenía un cassette del Gato Barbieri. Era lo único que tenía, así que su sonido era el de todos los saxofones. Después de esto vuelvo a Argentina y se me ocurre comprarme un saxofón. Tenía plata y me lo compré. Lo más valioso es el tiempo y cuando tenés plata podés comprar tiempo. Así que, “no compres mañana lo que podés comprar hoy”. Me vine antes que mis viejos, y me ocupé la casa de las afueras de Villa Gesell y practicaba sólo, aunque me escuchaba todo el pueblo, porque en el silencio se escucha mucho.



UNA EXTRAÑA BANDA LLAMADA SUMO

En ese verano conozco una banda extrañísima, con un guitarrista que parecía que pateaba un alambrado y tocaba de espaldas, un saxofonista muy ridículo con dos barbas y un cantante que parecía que iba a asesinar a la primera fila. Esa banda se llamaba “Sumo” y ahí empecé a tocar un poco en guitarreadas con Luca Prodan. Él me salvaba de unas grescas importantes. Recuerdo una anécdota en Gesell, cuando estábamos en un bar en la playa, que un tipo me una a tirar una botella y al momento de tomar envión Luca le dice: “vos tenés envidia porque este tipo está más loco que vos”. Ahí el tipo se queda reflexionando y aprovechamos el tiempo para salir corriendo.

DENTRO DE UN MUNDO REDONDO

Un día fui convocado por la Negra Poli y Skay para formar parte de “Los Redonditos de Ricota”. En ese momento recuerdo que el Indio decía que yo era un inútil, que no sabía tocar, y Skay decía que quería tenerme en la banda. Yo, obviamente, le remarcaba que el Indio tenía razón, que yo no sabía nada. Pero para Skay Patricio Rey quería que yo formara parte de ese proyecto. Fueron lindos los momentos en la banda, hasta que llegó un momento donde yo quería que las cosas fueran de otra manera y, al ver que nada cambiaría, me fui. En realidad, una tarde estábamos en un ensayo y luego de una discusión me ofendí y dije “me voy”. Cuando bajaba las escaleras pensé, “ni en pedo me voy” y volví a subir. Finalmente terminé yéndome de la banda luego de grabar los primeros dos discos de Los Redonditos de Ricota. Ahí volví a estar en la calle, sin un mango. Pero yo prefería ser fiel a un instinto, a no quedarme estancado. Hoy me llama la atención ver a algunos personajes hacer lo que siempre dijeron que no debía hacerse. Pero bueno, es así…

EQUIPAMIENTO

Cuando las cosas se empezaron a reducir drásticamente debido a unos artículos que se llaman billetes de dinero, en el 2000, mi empresa se hizo más unida que nunca y yo era el presidente y el plomo. Entonces tuve que despedirme porque perdí mi propia guitarra y el único culpable era yo, porque quedaba yo sólo. En el 2000 los acontecimientos se precipitaron. No sé bien cómo fue la historia, pero FAIM me regala una guitarra y le contesté que no me gustaba “porque no me hacía juego con la bijou”, provocando la indignación de este buen hombre. Él me dijo que “no podía ser tan boludo” y yo le dije que sí, que se quede tranquilo y él me hizo una guitarra violeta muy bonita que estuve usando hasta estos tiempos en que el Indio Márquez me invita a probar una guitarra: la Cort M-Custom. Yo ya me había olvidado de aquellas gloriosas épocas en las que existía el Mecenas y el sponsor y en las que solíamos tener artistas “en la sala este de Palacio”. La traje, la probé, y era increíble como sonaba. Me sorprendieron las prestaciones y lo versátil que era. Tuvo una buena idea el Indio de dejármela todo un día porque realmente es para darle varias vueltas. Él me hizo la movida y hablé con Daniel Pérez de FAMA Music. Le conté mi historia con FAIM y le dije que yo seguiría respetando mi trato. También me compré una pedalera, “a rey muerto, rey puesto”, así que estoy analizando todas las posibilidades que tiene la VOX Tonelab Ex. Tiene un muy buen sonido y es muy práctica. De a poco me voy equipando. Ahora sólo me haría falta comprarme en algún lado 20 años menos para poder comprarme un buen amplificador y andar cargándolo. Se ha iniciado un romance con la Cort, que creo que durará mucho tiempo, a menos que se me caiga de la bicicleta y se me rompa como mi primera guitarra. Realmente es un instrumento que lo veo conmigo durante un buen tiempo. Por otro lado, a la FAIM le voy a poner una Floyd Rose, unos micrófonos asesinos, bien metaleros, así me ahorro dinero en psicólogos. La agarro, la pongo al palo y me la paso haciendo palanqueos y cortando cuerdas. Hago “terapia heavy metal” durante una hora y quedo como nuevo. La FAIM que conservo en acción es una criolla o electrocriolla, para darle más categoría, y le puse un encordado que es una octava más abajo. Hay que tocarlo de una manera muy suave y usarla con un amplificador porque tiene frecuencias que únicamente la bailan las ballenas y otros cetáceos. Y mi amigo Paulinho con el que toco en ”Bossa e Soul” consideraba que a la guitarra siempre le faltaba una cuerda, entonces alucinó cuando le vine con este encordado en la guitarra. Con las otras guitarras usaba 011. y en la Cort uso 010. porque tiene un mango amable para hacer punteos y demás cosas.



EL IMPEDIMENTO DE TOCAR EN VIVO

Pasan cosas raras porque mis contemporáneos que son de una generación anterior a la mia y tienen 15 o 20 años más, como por ejemplo Alejandro Medina o Pincheski o Los Redondos… Bueno, 15 0 20 años… Les hago precio porque son amigos. Esa “gentuza fascinante del rock vernáculo” se comió a los militares, yo a la policía y ahora a los nuevos grupos, que increíblemente hay un montón y no tienen donde tocar, se comen a los empresarios que les piden guita para tocar en boliches. A esa gente de los boliches “que les vaya como se merecen”. Yo tengo la pequeña complicación de ser uno de los pocos sobrevivientes de la clase media, que la música también la tiene, y que llevan 500 personas. Entonces me conviene quizás alquilar una sala o algo de eso. Es muy loco lo de tocar porque están otorgadas las licencias muy raramente. “Qué raro que suceda eso en este país, en el cual todo es cristalino”. Lo que sí tengo entendido, contrariamente a eso, es que se le da más bola a las universidades y a estudiar música. Yo antes pensaba que no haber estudiado era un orgullo y ahora es una vergüenza y trato de que no tomen mi ejemplo. Con la educación siempre ganás, aún si después no tenés trabajo. En Villa María hay una universidad que es puntualmente de música y me parece una muy buena idea. Hay falsas o reales bandas de Willy Crook con las que toco, en lugares donde no puedo llevar la banda, que estudian en Avellaneda y otros lugares. De eso puedo opinar, porque del resto mucho no puedo decir. Trato de ir solamente a mis shows, porque no salgo mucho. El otro día fui a una fiesta donde tocaron los “Altocamet” y estuvo muy bueno. Eso de que haya escuelas va a producir que el nivel suba. He visto guitarristas que tocan muy bien y eso está bueno porque genera competitividad, no competencia.

PROYECTOS ACTUALES

“Los Quietos” viene de que una vez estábamos grabando con Fernando Samalea y Daniel Melingo, haciendo la música de “Verano Maldito” de Luis Ortega. Ahí había que ponerle música a unas escenas trágicas y estuvo bueno porque fue un sueño realizado el de tocar frente a la pantalla, de acuerdo a la escena y tu interpretación del momento. Estuvo muy bueno. No sé cómo nos acordamos de un personaje que siempre estaba estático y Melingo le decía “no habrás tocado nada, pero que bien cuidás los estuches”. De ahí nos acordamos y un chiste dio pie a todo eso. Como Samalea las jodas se las toma en serio, consiguió una fecha en “Boris” y hasta ensayamos en serio. Dany eligió algunos de sus temas, sumamos algunos míos y otros de Luis Ortega, que son muy buenos, muy bizarros, muy deformes y muy digeribles. Ya tuvimos esa presentación y creo que ya es demasiado. Con Dany nunca hay desperdicio, cuando nos juntamos la cosa sale. A esto se junto Patán Vidal a reclamar sus derechos de “Quieto”, aunque no sé muy bien qué tocó, pero verlo ahí ya te tranquiliza.
En “The Royal We” hay parte de “Los Funky Torinos” pero para que vean que no nos sentimos los mismos cambiamos el nombre. Veníamos tocando mucho en la semana y ya el sábado estábamos deshilachados. Ahora le dimos otro aire y reina la atmósfera que a mí me gusta. Nos juntamos a tocar y ya sabemos que hay que hacer, dejando tiempo para decir pavadas en los camarines. En esta cierta edad buscamos divertirnos porque ya no nos quedamos más luego de tocar porque la noche ya no me divierte. Más allá de que algunos dejamos de beber, la noche está peligrosa, no está graciosa. Sobre todo si tenés que dejar el auto a 15 cuadras del lugar donde tocás. Así que es una buena fiesta. Tenemos a Deborah Dixon de “estrella fugaz” invitada. Digo eso porque ella tiene sus compromisos y la tenemos cada tanto. También tocamos sin ella. Tenemos a Nacho Porqueres en bajo, que es sobreviviente de un Trío que tuvimos con Juancito Moro y al viejo y buen Timoty. También tenemos a Ryan Anderson en guitarra, un tipo “inesponsoreable” ya que es americano y se arma las guitarras que quiere. Prometí que grabaríamos un disco pero eso se demoró porque no tengo los temas tan cocinados como para prescindir del estudio de grabación. Encime me dijeron que para grabar se sigue necesitando mucho dinero, entonces estamos esperando.

GIRA 2012

Vamos a estar en la Costa en general. Con Paulinho Nunes estaremos en Gesell con grupo digestivo y gastronómico y hacemos juego con cualquier tapizado. Hay percusión, guitarras y voy a aprender a tocar la flauta traversa nuevamente, ya que Parker (otro sponsor) me ha regalado una. Y el 26 de enero en CR tocaremos con “The Royal We”, con Débora Dixon incluida. Ahí hay sastres en la puerta porque es un balneario en el que la gente va vestida, prácticamente. De vuelta en Buenos Aires tenemos una fecha en el Samsung Studio en marzo. Así que será un verano para andar sigilosamente. Para mi es grato lo de tocar con Paulinho porque es un brasileño que se dedica a tocar música brasileña, literalmente. Toca Bossa Nova muy bien y tiene temas formidables y tiene gustos muy claros. Lo que no le gusta te lo dice directamente. Yo trabajo únicamente bajo presión, así que es una muy buena oportunidad para meterme en el género Bossa Nova.



ESCENA ACTUAL DEL ROCK

Yo no estoy muy informado, pero escucho cosas como Los Babasónicos o El Pity y eso me gustaba. Los “Illya Kuryaki and the Valderramas” me gustaba, pero lo que hicieron ellos por separado no tanto. Con Skay y el Indio me pasó lo mismo. Skay tiene un par de temas que me llaman más la atención. Skay es de mis guitarristas favoritos. A él lo tengo en el panteón por su sonido, sobre todo. Yo siempre digo “jóvenes, se puede admirar a sus amigos”. Que la distancia no haga que en los agradecimientos uno se olvide de los que tiene más cerca. De hecho es mi caso. Yo admiro a la gente con la que toco. A Patán lo admiro, a todos. Tenemos temporadas en las que “no nos parecemos ni a nosotros mismos”, cosa que es triste pero no trágica. Skay en ese aspecto me gusta en algunos temas del disco “El mar de los Sargazos” por el sonido que tiene Skay. Es un psicópata que se encierra en la sala a dos amplificadores y está horas y horas buscando “él” sonido, porque clava una nota y te mata. Yo he visto intentos donde le quisieron pasar escalas de guitarristas tradicionales y él decía “sí, sí” pero no las agarraba. No sé si porque se hace muy bien el boludo o porque va por otro lado completamente, que es lo que creo. Se ha concentrado mucho en el sonido y lo ha logrado, porque clava un dedo y es como Santana, sabés que es él. Después están los grupos que su única idea es imitar la idea del otro, que ya sabemos a dónde van o no sé bien a dónde van pero yo ahí no voy. Es muy extraño todo eso de hacer todo con una idea. Eso lo veo en los grupos de supuesto reggae, que me parecen espantoso. No podés hacer todo con una idea, es muy triste. Y encima tampoco sé si la idea es de ellos, pero hay algunos grupos que no entiendo como lo hacen porque saben que están imitando a otras bandas. Hay una edad donde es divertido, pero en tu casa, y hay otra edad posterior a esa donde podés estar sobre un escenario pero completamente ebrio. Así que les deseo suerte en su próxima reencarnación. Supongo que debe ser muy complicado meterse al ruedo con ideas raras. Mientras digo esto pienso en la gente que debe tener cosas para decir, mucho más interesantes que las mías, y están ahí juntando unas monedas para poder cambiar la tercera cuerda de su guitarra. Eso nos pasaba a nosotros al principio. No es que ahora tengamos plata, sino que sabemos “manguear” mejor. Así que espero que haya un lugar donde le den cabida a grupos extraños. Creo que ni en Londres ni en Nueva York es fácil. Nunca lo fue. En Londres tuve la suerte de tocar en el “Kasmin Club”, que ahora lo anduve rastreando y no estaba. Pero era un semillero del “kiosco que tiene armado Peter Gabriel”. Ahí se tocaban dos temas por banda luego de una selección. Yo estuve ahí unos días y les hice llegar el disco  “Eco” y me dejaron tocar 2 temas y cuando fui a la prueba de sonido quería metérmelos en el bolsillo y toqué “Corcobado” y nunca pensé que podría salirme tan bien. Terminé tocando cuatro temas. O sea que fui el niño consentido para asco de todo el mundo. Eso salió online en todo el mundo y acá mis amigos no lo pudieron ver. En el año 2000 me di una vuelta por Europa con unos ahorros para demostrarle a EMI de otros países que yo existía aún. En Bélgica mi música la editaron y se vendía, pero se ve que el plan es que no se grabe más nadie que no haya vendido un millón de discos. Yo también sumé los de embrague y los de empanadas, pero no llegaba igual. A mí me sentaron y me dijeron “cuántos discos grabaste, cuántos vendiste” y al responderles el tipo que estaba enfrente mío directamente se fue. Acá no estaría mal que alguien apueste a eso; Chabán lo hubiera hecho pero le tocó ser “cabeza de turco”, valga la redundancia. No digo que lo que hizo esté bien pero era lo que había que hacer para tener un boliche. Así que “free Chabán”, por favor. Esto es rock and roll, no es Disney. No creo que haya podido no pagar coimas. Chabán en la época de la dictadura le puso el pecho para tener el “EINSTEIN”, que hoy pasas y ya no queda ni el gimnasio que había. Era un lugar donde veías todos los días grupos que luego serían el “Virus” que conocemos o los “Twist” que conocemos. Estaba muy bueno; me acuerdo que la gente se transformaba en amiga y se salía y había unas bandas que no estaban pensadas de verse. Ahora, estuvo muy bueno lo del “Festival de Jazz de Buenos Aires” y lo que ha hecho Gillespie con “Los embajadores del swing”, porque vi tocar a Litto Nebbia que no había visto nunca. Y me perdí unos cuantos que me hubiera gustado ver. Por ejemplo, Javier Martínez, con el que alguna vez grabé y luego no nos vimos más. Es uno de los próceres del rock mal llamado nacional. Digamos “rock porteño”. Estaría muy bien que esas ideas se expandan. Creo que es muy caprichoso lo que hay para la escena. Yo tengo un trato con BELUSCHI, donde estoy contento porque el “fernet es de la marca que corresponde”, que como buen maniático miro. Tenés que tocar en lugares donde la gente que paga una entrada sea trataba bien. Me cansé de lugares donde “las meseras están frías y la cerveza caliente”.

WILLY CROOK Y LA POLÍTICA

Hoy pasa algo muy raro. No entiendo qué significa la palabra militancia. Ser militante yo únicamente puedo atribuirlo a estar en contra de los militares. Qué es ser militante sino. ¿Es ser pichón de político? Entonces si es aso, es ser un aprendiz de un tipo deplorable. No conozco a nadie que en la política no sea así. Yo quiero ver más educación y no la veo. Temo por la gente de las próximas generaciones. Hay un nivel de ignorancia que sorprende. A los pibes los está matando el paco. Mirá que yo probé drogas y demás y vi gente mal. Pero el paco está matando a los pibes. Los ves un día y cuando te los cruzás un mes después ya están arruinados. Así que no sé de qué militancia me hablan. No entiendo cómo los músicos se suben a esa historia.

Sebastián Konrad
(Marzo 2012)

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